Vive y deja vivir
D emasiadas palabras que se quedan dentro, no queriendo salir. Me gustaría saber por qué, ya que donde mejor están es fuera, ¿acaso no es por eso que hablamos? Es fácil decir a simple vista si una persona acostumbra a hablar o no. Pero es algo que jamás sabremos realmente. Pues también hablamos en nuestra mente, para nosotros. Digamos que yo me incluyo en este tipo de personas. Será por mis mínimas ganas de discutir a veces, o simplemente, no me interesan los comentarios o respuestas. Ciertamente, muchas veces, demasiadas, frente a la pantalla del ordenador me siento con mil y unas historias sobre las que hablar, para, finalmente, ver que frente al espacio en blanco... Nada, ni una letra. De veras que es algo que frustra, y más cuando te quieres desahogar, pero supongo que todo tiene un tope. Y como todo, los topes se sobrepasan. Desde luego hay días y días, aunque el principal problema de todo es que tal vez pasen demasiado rápidos para algunas personas. Tanto, que