Amor con/temporál/neo

“Del amor al odio hay un paso y tú diste tres”
Qué gran verdad, ¿eh?  Y lo peor de todo es que te sientes gilipollas total (con perdón).  Pero bueno, vayamos mucho más atrás.
Todo comenzó con lo típico; con aquel primer día en que aunque lo negases mil veces, lo sabías… Te ponías nerviosa cuando estabas a su lado, siempre buscabas su mirada entre la gente casi involuntariamente, eras capaz de soltar la más absurda tontería con tal de llamarle la atención y así entablar una conversación que de alguna forma te hacía olvidar lo demás y te lo pasabas genial… En definitiva, volvías a caer en esa tentación que hace mucho juraste y prejuraste no volver a  recaer. No sabías bien por qué pero tenía un no sequé, que qué sé yo, que te hacía sentir algo; pero sobre todo te llamó la atención el que fuese capaz de hacerte  sonreír tontísima y descaradamente. Comenzabas a ver en sus ojos  interés y ganas de estar contigo, te ayudaba siempre con todos tus problemas, siempre estaba cuando más lo necesitabas sin que tuvieras que decirle nada; y todo esto porque realmente te conocía mejor él que tú a ti misma. Era especial. Era… Él.
Pero no todo es un camino de rosas. Con el tiempo te das cuenta de que de alguna u otra manera todo cambia. De la noche a la mañana. De una tarde a otra. Es entonces cuando te empiezas a pellizcar para tratar de despertar de esa horrible pesadilla… Pero por más que lo intentas estás en la misma cama, de la misma habitación, sintiéndote la misma tonta de siempre. No crees en nada, no quieres hacer nada, no te queda nada…
Ahora todo a cambiado. Tras haber superado los primeros días (que son los peores), el verle solo te causa asco y rabia. No quieres saber nada de él.
Lo sorprendente de todo esto es que tras un tiempo, aún tiene la cara de coger un día porque sí y volver a comportarse como el primer día.
“En serio… ¡¡¿¿De qué narices vas??!!“ te dices continuamente. Ni tú, ni yo, ni me da que nadie más que esas personas, lo entenderán jamás. Es que ahí fuera hay una facilidad de jugar con las personas que asusta. Y desde luego no puedes quedarte de brazos cruzados ante esa situación, es una persona que no merece la pena… aunque finalmente la da.
Sí, ahí es cuando te sueltan todo el rollo de que se dieron cuenta de lo que hicieron y que “perdón”  (todo esto vía Whatsapp claro. Seguro que por seguridad de no llevarse una buena galleta). ¿Verdad o mentira?
Chic@s, no os engañéis, ni esa es forma de disculparse ni es real. Esa gente lo único que quiere es desahogarse en sus momentos malos, porque fuiste su moneda de cambio cuando lo necesitaba…Dentro de un tiempo no os necesitará y pasará lo mismo de nuevo. Y mirad, lo que no se dan cuenta es que cuando realmente quieran a alguien de verdad, se van a acordar de vosotros y  mucho; pero para entonces ya será tarde.

Quereros más y luchad por la gente que verdaderamente vale la pena, que el espectáculo no os ciegue; lo que pasa una vez… pasa nuevamente tarde o temprano.

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