Querido Abuelo
Hola abuelo, sinceramente no sé por donde empezar, hay tantas cosas que te quiero decir y este nudo en la garganta no lo hace nada fácil... Pero bueno, empecemos por el principio, vayamos diez años atrás.
Aún recuerdo cuando estabas en el pasillo tomando ese café que con solo olerlo se me hacía la boca agua, e iba siempre corriendo a que me dieras un poquito. Siempre al principio te negabas, por que decías que era "para los mayores" y yo siempre te respondía que ya tenía 5 añitos, entonces te echabas a reir y cedías dándome una cucharadita. Ambos nos reíamos y terminábamos en un abrazo. Ya de bien pequeña, abuelo, no sabes lo que te apreciaba.
También recuerdo cuando bajabas a tu burrita para que tanto mi prima como yo nos montásemos y diésemos una vueltecita. Recuerdo que me daba mucho miedo, aunque lo que más quisiese fuese montar, no me atrevía porque me daba miedo caerme, simplemente no me sentía capacitada, impotente. Me iba a casa llorando pero siempre me alcanzabas y me animabas diciéndome que ya tenía cinco añitos y si era capaz de tomarme esa cucharada de café, montarme no iba a ser menos, que no fuese tonta, podía... Entonces yo me hechaba a reir porque en cierto modo me hacía ver que tenía razón. Sí, abuelo, me hacías sentir especial, siempre veías que podría con todo lo que se me pusiese por delante, incluso veías esa "corona de princesa" que cada vez que lloraba decías que se me caía.
Cómo no, también tuvimos nuestras discusiones, pero sé que fueron por mi bien, porque te preocupas por mí y no querías que cambiase. Ahora lo entiendo todo, con toda claridad.
Claramente hemos vivido de todo, hemos reído, hemos llorado de alegría y cantado hasta quedarnos roncos... Y eso siempre estará conmigo presente.
Siempre he admirado tu forma de afrontar todo tipo de situaciones, puede que no todo el mundo lo apreciase, pero sé que absolutamente cada cosa que hacías tenía un por qué. Una mirada firme, nunca dudabas en nada de lo que hacías o querías hacer, todo aquello que te proponías lo conseguías; siempre que había algún problema de alguna forma u otra siempre hacías algo, y aunque no tuvieras muchos recursos para hacer lo que te proponías daba igual, con saber que te tenías a tí mismo te bastaba para conseguir cualquier cosa; eso abuelo no lo hace cualquiera y la verdad siempre estaré orgullosa de tener un abuelo como tú.
Hoy, día de luto para los Durán, te despediremos y ruego que me perdones si hoy me ves llorar, donde quiera que estés, es algo impepinable hoy y me da que durante algunos días, no puedo evitarlo. Lo que sí te prometo es que volveré a sonreir solo por el echo de que te voy a tener siempre, de que me quedo con todo lo bueno pasado contigo y que estarás bien; que cuidaré de mamá y de los demás, eso tenlo claro. Gracias por todo abuelo, de verdad, te echaré muchísimo de menos...
¡¡¡Te quiero muchísimo!!!
Aún recuerdo cuando estabas en el pasillo tomando ese café que con solo olerlo se me hacía la boca agua, e iba siempre corriendo a que me dieras un poquito. Siempre al principio te negabas, por que decías que era "para los mayores" y yo siempre te respondía que ya tenía 5 añitos, entonces te echabas a reir y cedías dándome una cucharadita. Ambos nos reíamos y terminábamos en un abrazo. Ya de bien pequeña, abuelo, no sabes lo que te apreciaba.
También recuerdo cuando bajabas a tu burrita para que tanto mi prima como yo nos montásemos y diésemos una vueltecita. Recuerdo que me daba mucho miedo, aunque lo que más quisiese fuese montar, no me atrevía porque me daba miedo caerme, simplemente no me sentía capacitada, impotente. Me iba a casa llorando pero siempre me alcanzabas y me animabas diciéndome que ya tenía cinco añitos y si era capaz de tomarme esa cucharada de café, montarme no iba a ser menos, que no fuese tonta, podía... Entonces yo me hechaba a reir porque en cierto modo me hacía ver que tenía razón. Sí, abuelo, me hacías sentir especial, siempre veías que podría con todo lo que se me pusiese por delante, incluso veías esa "corona de princesa" que cada vez que lloraba decías que se me caía.
Cómo no, también tuvimos nuestras discusiones, pero sé que fueron por mi bien, porque te preocupas por mí y no querías que cambiase. Ahora lo entiendo todo, con toda claridad.
Claramente hemos vivido de todo, hemos reído, hemos llorado de alegría y cantado hasta quedarnos roncos... Y eso siempre estará conmigo presente.
Siempre he admirado tu forma de afrontar todo tipo de situaciones, puede que no todo el mundo lo apreciase, pero sé que absolutamente cada cosa que hacías tenía un por qué. Una mirada firme, nunca dudabas en nada de lo que hacías o querías hacer, todo aquello que te proponías lo conseguías; siempre que había algún problema de alguna forma u otra siempre hacías algo, y aunque no tuvieras muchos recursos para hacer lo que te proponías daba igual, con saber que te tenías a tí mismo te bastaba para conseguir cualquier cosa; eso abuelo no lo hace cualquiera y la verdad siempre estaré orgullosa de tener un abuelo como tú.
Hoy, día de luto para los Durán, te despediremos y ruego que me perdones si hoy me ves llorar, donde quiera que estés, es algo impepinable hoy y me da que durante algunos días, no puedo evitarlo. Lo que sí te prometo es que volveré a sonreir solo por el echo de que te voy a tener siempre, de que me quedo con todo lo bueno pasado contigo y que estarás bien; que cuidaré de mamá y de los demás, eso tenlo claro. Gracias por todo abuelo, de verdad, te echaré muchísimo de menos...
¡¡¡Te quiero muchísimo!!!
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