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Mostrando entradas de 2014

Amor con/temporál/neo

“Del amor al odio hay un paso y tú diste tres” … Qué gran verdad, ¿eh?  Y lo peor de todo es que te sientes gilipollas total (con perdón).  Pero bueno, vayamos mucho más atrás. Todo comenzó con lo típico; con aquel primer día en que aunque lo negases mil veces, lo sabías… Te ponías nerviosa cuando estabas a su lado, siempre buscabas su mirada entre la gente casi involuntariamente, eras capaz de soltar la más absurda tontería con tal de llamarle la atención y así entablar una conversación que de alguna forma te hacía olvidar lo demás y te lo pasabas genial… En definitiva, volvías a caer en esa tentación que hace mucho juraste y prejuraste no volver a  recaer. No sabías bien por qué pero tenía un no sequé, que qué sé yo, que te hacía sentir algo; pero sobre todo te llamó la atención el que fuese capaz de hacerte  sonreír tontísima y descaradamente. Comenzabas a ver en sus ojos  interés y ganas de estar contigo, te ayudaba siempre con todos tus problemas, siempre estaba cuando más

Infancia sabia

Todas las personas al cien por cien, cuanto más mayores somos, más ganas tenemos de volver a ser pequeños. Te paras a recordar aunque sea un segundo, y no son más que sonrisas y buenos momentos que te vienen a la mente como agua en la peor tormenta. Tal vez sea por la escala de responsabilidades que va en proporción a la edad... A más peor. Pero qué va, de pequeños también teníamos nuestros momentos malos. Como cuando teníamos que dejar nuestra infancia en nuestro peluche favorito, ahí en la estantería en los mejores casos. Entonces un día vagueas por tu habitación, el desván, el trastero, o lo que sea y casi involuntariamente tu vista enfoca aquel peluche. Es, pues, cuando ves todo lo que has cambiado a lo largo de tu vida. Te acuerdas de cuando jugabas a las cocinitas o con el cochecito, él siempre era el invitado, el protagonista: tu amigo. Te lo pasabas genial, era el único que jamás te fallaba y escuchaba. Le confiabas tus mayores secretos, de alguna u otra forma conse

Suma y sigue

Aparentemente, a pesar de todas esas cosas que nos pueden llegar a amargar el día, por un lado, tarde o temprano, acabamos pasando de estar sin ganas de nada a estar totalmente eufóricos. Y digo yo, ¿bipolaridad? Es una pregunta un tanto difícil, casi personal, es decir, depende de las personas; pero sí que es cierto que todo el mundo tenemos algo en común: existe un motivo. La mayoría de las veces no nos damos cuenta, pero es ahí cuando vemos realmente qué o quién nos importa, una acción totalmente involuntaria. Ves tu alrededor con otros ojos, otro color, en el cual aprecias cuántas personas hay entre tanta gente. Y cuando esto pasa, cuando alguien te da a entender todo esto, te das cuenta de que lo demás te da igual. Cosas que te preocupaban antes innecesariamente, ahora no son más que recuerdos con los que sentirte estúpido. No hay miedo. No existen imposibles. No quieres nada más. A partir de ahí felicidad y orgullo son una constante. Pero no nos engañemos, estamos en

"Y ya tendrás tiempo de volver cuando lo hayas conseguido y decirles a todos los que te dijeron que no era posible que ya lo has hecho"

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Del revés

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Observa esta imagen : Al ver esto podemos apreciar el fin de una posible lucha, la cual desconocemos. No sabemos quién amarró las manos, ni el motivo, ni cómo consiguió librarse de ellas. El problema es que hoy en día no hace falta que nos aten las manos para sentirnos acorralados, solos, sin opciones...  Ahora la propia sociedad crea esas amarras bajo su mejor máscara de confianza, esas que muchos se tragan y son los que menos se lo merecen. Tal vez por eso ahora cueste tanto confiar, es difícil cuando lo único que hacen es fallarte una y otra vez, ser tú el tonto de nuevo. Porque la confianza es aquello que tarda años en recuperarse y cuestión de segundos en perderse. Y cuando se pierde la confianza en uno mismo... Todo se complica. ''La esperanza es lo último que se pierde" dicen, pero a más de uno no le queda ni eso, todo porque ya te puedes esperar cualquier cosa... de cualquiera. Lo peor es ser testigo de ello. Desmotiva ver que un simple comentario

Presente

24 horas. 365 días… Parece muchísimo tiempo, ¿verdad? Y es lo que compone en total un solo año. Lástima que no aprovechemos ni la mitad realmente. Entre obligaciones, uso de razón, kilómetros, errores, malas rachas y demás, vivimos esperando a que llegue ese día, como las vacaciones, la quedada, el viaje, el día de ser feliz, el día de que todo vuelva a ser como antes… Pero, ¿y con el resto de días, meses o incluso años, qué pasa? Pues lo único que pasa aquí es el tiempo. Dejamos escapar aquello que jamás vuelve. Y  tratándose de errores… no nos entra en la cabeza que siempre hay un nuevo día en el que tomar la delantera a todo aquello que te dejó atrás. No eres menos que nadie. Y de ti depende todo. Ya no se trata de saber lo que hay que hacer, hay que hacerlo. Pensar en ti y en lo que te importa, tomar tus propias decisiones, sin importar lo que te digan o te dejen de decir; es tu vida, tus decisiones, tus errores, tus victorias… Algo que nadie jamás podrá entender y que muchos trat

Russo: Capítulo 4

“Des…, señ… ¿Hol…?” dijo una voz que retumbaba por mi cabeza. Intenté abrir los ojos. Conseguí abrirlos un poco y vi una imagen, borrosa, una niña de pelo como el oro, rizado. “Despierta ya señoritaaa” logré oír con  claridad. Abrí los ojos del todo y conseguí incorporarme. Me alegré al saber que no estaba muerta, que no me había quedado allí. Me llevé la mano a la cabeza, un fuerte dolor me estremecía. “¿Estás bieeeen señoritaaa?”  seguía preguntándome incesante la niña. Entonces se abrió la puerta y entró una persona mayor, mandando callar a la niña que no paraba de preguntarme. Me dedicó una sonrisa que me inspiró confianza. Me ofreció una taza de leche caliente, preguntándome qué me había sucedido. Respiré hondo y le conté todo. La mujer no daba crédito a todo lo que estaba escuchando… Aunque la verdad, algo me decía que no sería la primera vez que acogía a algún curioso sobre el caso en casa; pues me comentó que vivía cerca de aquella finca. Su pelo era largo y canoso, sus manos

Russo: Capítulo 3

Mi estado de ansiedad me dificultaba ya la movilidad, quería estar con James, volver atrás en el tiempo y que nada de esto hubiera pasado, quería volver a ver la luz… Mi vida por unos segundos. Escuché entonces algo, una voz, y tras concentrarme bien para entender lo que decía (estaba algo aturdida del impacto), comprendí que se trataba de una voz infantil muy segura de sí misma que repetía una y otra vez: “Es tu hora”. Mis nervios fueron a más. Nuevamente me levanté en busca de alguna salida. Y nada. Ya no sentía los nudillos. “Lo intenté” me dije a modo de satisfacción. La niña seguía repitiendo aquellas palabras, pero no la conseguía ver. Tampoco notaba que esa voz se moviese, es decir, estuviese donde estuviese aquella niña, no se movía. Tras darme cuenta de eso y estar unos minutos así, dejé soltar un gran suspiro, de estos en los que notas que el peligro ya pasó, pero que debías de seguir estando alerta. Me moví unos centímetros a la derecha, con cuidado y procurando hacer e

Russo: Capítulo 2

A la mañana siguiente quedé con James en el bar de nuestra amiga Teddy a las nueve de la mañana, el lugar idóneo para entablar una conversación, e incluso una entrevista de trabajo, pues era un bar tranquilo pero a la vez alegre, resultaba agradable la estancia. Tras exponer cada uno lo que había encontrado, que fue más o menos lo mismo, decidimos no perder el tiempo y partir hacia la localidad donde se encontraba aquella pequeña finca esa misma mañana. Cogimos el tren de las doce y en nada ya nos veíamos enfrente de las puertas de entrada de aquella finca. James y yo nos quedamos boquiabiertos al ver ya solo la imagen que teníamos delante de nuestras narices. Al juzgar por las plantas, allí hacía muchísimo tiempo que no penetraba ningún rayo de luz, estaban completamente secas y muertas.  James me miró y le devolví la mirada con un “vamos”, seguido de un paso adelante mío. Para nuestra sorpresa la puerta resultó estar cerrada. Después de escanearla de arriba abajo y de un lad

Russo: Capítulo 1

"Buenas tardes, soy la inspectora Russo, ¿en qué puedo ayudarle?" ... Hacía tiempo que no sonaba el teléfono de mi oficina con aquellas palabras. Ya no llegaban  casos que resolver, todo iba a manos de la policía, cosa que me daba mucha rabia porque la mayoría de las veces dejaban los casos sin resolver; lamentable. Aún recuerdo cuando mi cara bonita salía en todas las portadas de Nueva York, iba saliendo a la luz mi nombre, Catherine Russo; creciendo mi fama. Pero como todo en esta vida, lo bueno acaba, y más tratándose de tendencias, esas que pasan más fugazmente que incluso la vida misma. Hacía ya dos años que mi despacho estaba desierto, no por falta de mobiliario, ni mucho menos (incluso me atrevería a decir que de eso sobraba), sino de papeleo, de casos sin resolver, y es que ya no era la mera posibilidad de que hubiese ahí delincuentes en libertad, que ya era más que motivo para arrancar en mi carrera; en mi opinión el verdadero impulso de hacer todo esto es e

Quien ríe el último ríe mejor.

TÚ; ¿Qué es en lo que piensas ahora en tus ratos libres? ¿Qué fue de ese "no paro de pensar en ti"? ¿Y de ese PARA SIEMPRE? Está claro que por tu parte un "Hola" y un "Te quiero" estaban a la misma altura. Sí, magnífica jugada por tu parte, enhorabuena. Pero te arriesgaste a que jugase mejor, sí; ahora ¿quién se come la cabeza todas las noches?, ¿quién se culpa continuamente de todo?, ¿quién se siente vacío, sin ganas de nada?, ¿quién se siente como una auténtica mierda?, ¡¿quién?! Lee la primera palabra. Te mando una de mis mejores sonrisas Atentamente, alguien que te quiso.

O contigo o con nadie

Cuando no sabes por dónde tirar. Cuando no sabes qué hacer ni cómo reaccionar. Cuando no tener ganas de nada se convierte en tu rutina. Cuando esperas un mensaje, llamada o visita de alguien que te alegre el día. Cuando todas esas preguntas te abruman, te agobian. Cuando no te tienes ni a ti mismo. Cuando solo te decepcionan. Cuando todo te aburre. Cuando lo ves todo gris. Cuando no le encuentras sentido a nada. Cuando dejas de ser tú mismo. Tarde o temprano, llega. Llega un hombro sobre el que apoyarte siempre. Una persona culpable de tu sonrisa día a día. Te hace reír. Te sorprende continuamente. Te distrae en tus peores días. Te hace sentir especial. Te da sorpresas. Te enseña a valorarte como persona que eres. Ver las cosas desde otro punto de vista en el que lo ves todo más claro. Es esa respuesta y solución a todo. Entras en un estado continuo de felicidad; eso que ya ni recordabas qué era. Y es que es eso. Después de años y años llevándote nada más que palos, acostumbrad